viernes, 8 de julio de 2016

Atleti : el "karma" y el "Plan Maestro" son los padres


Nos han vendido siempre la moralina de esa justicia , entre divina y poética, que sucede como en dominós puestos en fila que van cayendo, y, en un punto esta lógica se detiene milagrosamente. Porque sí , porque alguien ha movido una pieza o porque ese Plan Maestro trazado por un "algo" superior dicta esa contralógica.

Esto se me cruzó por el pensamiento tras ver la Final de la Champions League que le
ganó el Real Madrid al Atlético, mientras un señor que rondaría los 70 años me interrogaba con la mirada justo al final de la tanda de penaltis pidiéndome algunas palabras de consuelo para él , seguidor del primer equipo que pierde sus tres primeras finales de Copa de Europa.



No las tuve. Sólo apoyé la mano en su hombro y agaché la cabeza.
De la que salía del bar se me ocurrió un : "habrá otra ocasión" que sonó incluso optimista. Bajando desde Puerta de Toledo hasta mi casa, cerca del Vicente Calderón, el panorama era desalentador. Gente caminando con la vista perdida, agachados en posición fetal, llorando, consolándose mutuamente hinchas desconocidos...Me paré un rato y luego dije. No es nada más que fútbol.
 Y nada menos.

Pero en los días previos , debatía al respecto sobre el derrotero de la Final como si el oráculo de Delfos me hubiera pegado el chivatazo al respecto  : la estadística,
el hecho de repetirse la final de Lisboa con ese maldito minuto 93, la condición de eternos sufridores de los atléticos y ese márchamo equívoco de "perdedores" (un equipo que tuvo grandes éxitos en su historia, 3º de España y , que , con Simeone al mando sufrió un cambio brutal de mentalidad y que ha ganado títulos anuales compitiendo al nivel de los mejores ).

Era la vendetta ideal, la justicia reparadora y compensatoria ante el
equipo hermano ,hijo de la misma ciudad, el mismísimo Caín. Las
apuestas se habían  igualado tremendamente  y asegurado a un perfil
de partido atascado y poco preciosista.

Buscándole la trascendencia , aparecen los sentimientos  , con poca base o no,
como catalizadores de todo lo demás . Eso puede explicar algo.
También  esas lágrimas  desconsoladas de Torres que enfocó la TV
fundiéndose  en un abrazo  con Saúl tras haberse vaciado.
El antiguo Niño del club, el que regresó para cerrar un círculo , transfiriendo esa responsabilidad a la nueva generación y bautizándolo con esa
mácula de sangre de la derrota
 que duele desde el mismo estómago que se encoge (¿ cuántos atléticos
no se irían  a la cama sin acordarse de cenar siquiera? ).
Esa imagen , no siendo hincha del Atlético ni precisamente un defensor futbolístico de Fernando Torres fue lo que acabó por emocionarme y desbordar todo.
Decidí irme inmediatamente y no cubrir por primera vez la presencia
en la gloria del campeón, así que no vi el levantamiento de copa.


Desde luego se le pueden achacar fallos a Simeone en ciertas fases,
pero aún así  el imposible final de las películas yanquis en el que
"el que trabaja duro recibe su premio siempre" tuvo como remate
una versión extendida del sufrimiento deportivo: Si no te vale con la
taza de Lisboa toma esta tanda de penaltis para empacharte.



Y, si se busca consuelo, se puede acudir a los dogmas religiosos en
 que todo sucede como capítulos de una mano de escritor todopoderoso
que termina por revelar un final apoteósico, pero dictado por Él .

Decía yo en los días  previos a una acérrima madridista muy cercana que
"no podéis ganar siempre y que siempre pierdan  los mismos".
Y ¿por qué no? ¿Acaso ese statu quo de esta sociedad no recuerda a eso?
En el que unos siempre están debajo de otros y que sólo  levantan la cabeza
justo para respirar y gritar : ¡ soy clase mediaaaa!

Al final ,como en las relaciones que importan y que acaban mal ,
 repasas cien detalles,pero ya nada cambia el resultado y te queda
plantearte qué hacer en el futuro inmediato tras la fase de duelo.
Los 2 caminos posibles que se pueden seguir son :

A) No intentarlo más
B) Retocar detalles y seguir intentandolo

Vale para todo .Y , en mi opinión, si la meta merece la pena, no hay
alternativa a la B. El trabajar en ello no asegura nada, pero lo es todo.
Y ganar, y ganar y volver a ganar.


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